23 ene 2012

¡No a la disortografía!

LETRAS QUE SE ESFUMAN
Por Víctor Villa Mejía

 







“Anónimo dijo... no a la mala ortografía!!!! 13 de enero de 2012 10:20 Anónimo dijo... no a la mala ortografía!!! 13 de enero de 2012 10:38”.

“Anónimo dijo... El próximo artículo debería titularse "Buscamos corrector ortográfico o editor que estamos haciendo el ridículo como medio de comunicación", se nos olvidó la ortografía 18 de enero de 2012 21:15 ”.

Pueblo. Chimenea Informativa de Girardota.

El término ‘orto’ pertenece a la medicina. Ortopedia es el tratamiento de las deformidades del cuerpo humano (del griego ortho, ‘recto’ y paid- ‘niño’, de donde viene también pedagogía). De allí parece que lo tomó la filología, para formar Ortología (arte de pronunciar correctamente y hablar con propiedad), Ortografía (formación de palabras con las letras que según el uso establecido son las correctas en cada caso y empleo acertado de los signos auxiliares de la escritura) y Ortotipografía  (instructivo tecnológico para el levantamiento de textos). Con el paso del tiempo, el uso común empezó a adjetivar la ortografía como buena o mala, no obstante que ‘orto’ es correcta, y por extensión buena, normal; el prefijo que se utiliza para las deformaciones idiomáticas de la oralidad es dis-ortología y de la escritura dis-ortografía.
Los dos primeros anónimos del epígrafe pueden ser del mismo autor. La exhortación ‘No a la mala ortografía’ es el comentario número 10 al artículo (entrada) “Comentarios al…” y el número 15 a “En las fiestas, Girardota…”, ambos de Pueblo. En los comentarios de ambos textos, Anónimo encontró muchos errores de acentuación y menos de formación de palabras. Errores en la formación de las palabras de los comentarios a “Comentarios al…” son: profecionales x profesionales, desinterezadamente x desinteresadamente, espuesto x expuesto, intereza x interesa, girardota x Girardota y decepsión x decepción; y de “En las fiestas, Girardota…” son: disque x dizque, pilsen x Pilsen, alchólicos x alcohólicos, judas x Judas, ilucionado x ilusionado, azonada x asonada y sinica x cínica. Las malformaciones se reducen a cuatro operaciones: sustitución de letras (sínico por cínico), adición de letras (honrrado por honrado), supresión de letras (ortaliza por hortaliza), y permutación de letras (desición por decisión –alchólico por alcohólico reúne la supresión y la permutación–).

El tercer anónimo es concluyente: ‘Se nos olvidó la ortografía’. Esta constatación es positiva, porque se trata, en últimas, de combatir el olvido con el diccionario o de hacerle caso al computador cuando subraye la palabra con rojo (ortografía) o verde (sintaxis). Con todo, esta segunda opción es incierta por cuanto el computador se muestra incapaz de analizar el significado contextual, especialmente de las palabras homófonas; en efecto, como dice Abad Faciolince, el procesador de palabras no es capaz de “decidir si hablamos de un monje ascético o de ácido acético; de abrasar el fuego o de abrazar a un amigo; del caprichoso azar, de asar las carnes o de la flor de azahar; de cocer un pernil o de coser un botón; de si yo vacilo o tengo un bacilo; o qué fue lo que se rompió: el bazo o el vaso”. Y lo grave es que la lista de homofonías es interminable: haya-aya, seno-ceno, hora-ora, pollo-poyo, bello-vello, olla-hoya, acerbo-acervo, intención-intensión, ola-hola, casa-caza, tubo-tuvo, eses-heces, entre otras muchísimas.
La disortografía de los comentarios podría ser indultada, porque las prácticas escriturales de sus autores en los medios electrónicos están ‘relativamente’ exentas del rigor ortográfico. El correo electrónico –pertenece al género espistolar–, las redes sociales y los comentarios en los blogs privilegian la espontaneidad y la economía de tiempo sobre el brillo, el pulimento y el esplendor de la escritura. Realmente sus usuarios no sacrifican un mundo por pulir un verso. Por eso la ortografía no es un problema técnico (instrumental) sino un asunto estratégico (de comunicación estratégica). No obstante, queda pendiente una cuestión que dirime el problema de la disortografía en los medios electrónicos: ¿los comentarios a los artículos (entradas) de chimeneinformativa.blogspot.com son comunicación pública o privada? Si es comunicación privada, vale el indulto; pero si es comunicación pública, los autores de los comentarios del epígrafe tienen razón.

Veamos algunas opiniones sobre la cuestión ortográfica. 1) Dice Wikipedia que la disortografía –diferente de la disgrafía– es básicamente un déficit en el conocimiento y uso de las reglas ortográficas; en el proceso lector; en el lenguaje hablado; en mantener representada una palabra en la memoria de trabajo mientras se busca en la memoria a largo plazo; en articular correctamente los sonidos del habla; y en el conocimiento y realización correctos de la conversión fonema-grafema.

2) Héctor Abad Faciolince (¿Cómo se escribe hilución?): “Tener buena ortografía sigue siendo una marca de distinción; de alguna manera, quienes escriben, con faltas de ortografía, como los que hablan con vicios de dicción, tienen desventajas sociales pues cada error es visto como un indicio de incultura e ignorancia”.

3) Ignacio Arismendi (El gerente que escribe bien): “Un error ortográfico es una pedrada al ojo del lector […] Los signos de puntuación no son de uso caprichoso; es cierto que son pequeños, pero de grandes efectos positivos o negativos para el texto”.

4) Luis Fernando Lara (Ortografía y normatividad): “La ortografía implica valores que determinan la corrección; y esa corrección es un concepto dependiente de valores sociales […] La sociedad selecciona campos de la lengua en los que aplica sus valores; enfoca o privilegia ciertos aspectos de la lengua para verter en ellos sus requerimientos simbólicos”.

5) Raúl Ávila (Ortografía española: estratificación social y alternativas) llama ‘lapsograma’ –de lapsus cálami, equivocación grafémica– a los casos de disortografía en la formación de palabras; y agrega que los lapsogramas de las mujeres representan el 41.7% frente a los hombres que llegan al 58.3% y que el nivel socioeconómico participa de la siguiente manera: alto 16.9%, medio 40.5% y bajo 42.6%.

Ahora veamos la posición de Pueblo. En el No. 2 impreso editorializó así: “Los comentarios en las entradas de nuestro blog […] son una muestra representativa del modo de ser, pensar y escribir (con muy mala ortografía en términos generales) que tenemos los girardotanos. Como aquí faltan espacios de participación ciudadana, PUEBLO ha servido para eso […] La gente quiere estar informada, expresar sus opiniones e inquietudes, hacer sus denuncias […] La crítica necesita capacidad de argumentación, cierta coherencia, datos, que no la alabanza. Por ejemplo, si nos ufanamos de ser un medio que recoge muchas opiniones de la gente en sus comentarios anónimos, estaríamos alegrándonos por algo que también nos sobrecoge: la mala ortografía, la escasa cultura, el chismorreo y otros males que detectamos entre nuestros lectores, que no en todos” (chimeneainformativa.blogspot.com “Comentarios anónimos”. Pueblo. Girardota, No. 2, diciembre de 2011, p. 4).

Como se puede apreciar, la ortografía no lo es todo. También lo es la crítica argumentada, la discusión racional, la interacción decente y el trato decoroso: indicadores inexorables del modo de ser de una comunidad civilizada.

CODA: Le recomiendo, de la manera más comedida, al autor del comentario número 4 del texto ‘La desventura de…’ (“Yo pienso que las letras son para expresar buenas ideas, buenos pensamientos, temas que valga la pena leer. Pero dedicarle mas de dos paginas a un error de una secretaria hablando mierda ya es una exageración”) la lectura sosegada –sin odio– del libro La importancia de hablar mierda o los hilos invisibles del tejido social, del etnógrafo colombiano Nicolás Buenaventura (Bogotá, Cooperativa Editorial Magisterio, 1995). 


3 comments:

Anónimo dijo...

excelente artículo

Anónimo dijo...

Muy,muy bueno,Gracias!!

Anónimo dijo...

Todo un maestro.. mil gracias profe, Dios lo bendiga.