23 jul 2013

Trastes de barro

Vasija de barro hallada en Santa Ana. Fotografía: Corporación Cultural La Zafra.


Por Estefanía Carvajal Restrepo

Sergio Ochoa, un amigo del barrio Santa Ana, ya le había advertido que en ese terreno había guacas, porque en las noches de tormenta eléctrica se podían ver unas luces recorriendo el lugar de un lado hacia otro, como un celador nocturno. Por eso Uriel Gallego manejaba la retro con cuidado. Prevenido; predispuesto. Sin embargo, no fue sino hasta un año después de empezada la excavación, en una tarde de enero del 2012, que Uriel Gallego sintió un vacío a través del brazo de la retroexcavadora, que con los años se ha vuelto una extensión de sus propias extremidades. 


“Eso debe ser un hormiguero, siga excavando que necesitamos esto rápido”, le dijeron a Uriel el ingeniero y el topógrafo de la obra. Pero él procedió con tanta cautela como una madre que aferra entre sus brazos a su bebé recién nacido. 

El fruto de su prudencia lo encontró, por fin, cuatro metros bajo la superficie: una gran piedra para moler maíz y bajo esta tres vasijas de barro, dos grandes y redondas como una pelota de playa, y otra más pequeña, como un balón de microfútbol. A Uriel Gallego, según dice, le temblaba el corazón. Se bajó corriendo de la máquina excavadora y agarró la vasija pequeña entre sus manos, pero se deshizo al instante. La cerámica parda se hizo polvo de barro viejo, se esfumó, se desvaneció, se escapó del destino infame que les esperaba a sus dos hermanas.

Las vasijas grandes quedaron intactas, salvo por el fondo. Dentro de cada una había otra vasija de igual forma, pero más pequeña, como una matrioska rusa. Y más adentro no había oro, como Uriel esperaba, sino cenizas. Pensó en llevárselas para su casa, en limpiarlas, sacarles todo el hollín y exponerlas como su primer tesoro encontrado. Pero a la media hora llegó la Policía avisada, seguramente, por algún vecino del barrio Santa Ana, un sector en las periferias del casco urbano de Girardota que apenas está empezando un proceso de urbanización cada vez más acelerado. Precisamente en el lugar donde Uriel encontró las vasijas hoy hay una vía que lleva al complejo “Torres de Santa Ana”. 

La Policía acordonó la zona como si hubieran encontrado un muerto, y a Uriel Gallego, de las vasijas, solo le quedaron unas fotos que muestra orgulloso en la pantallita de su celular. 



Desde la terraza -esa pequeña planicie que se forma naturalmente en las faldas de los cerros- de la montaña oriental, el Valle se ve como una inmensa selva enmarañada; es un tapete verde, frondoso, que se pliega en altos y en bajos, en planicies y en vegas. Por las laderas chorrean las aguas de las quebradas, de las que se alimentan tatabras, armadillos, dantas y tigrillos, y en lo más hondo, en lo más bajo de aquel Valle, canta el río caudaloso y cristalino infestado de carpas y sabaletas. Y desde aquella terraza en la cordillera oriental se escucha el río porque las paredes de las montañas del Valle le hacen eco a su canto.

Pero en aquel Valle también se escucha el fuego. En la terraza de la montaña oriental arden los cuerpos de dos miembros de la tribu, lo suficientemente lejos como para que los cultivos de maíz, yuca y plátano y las chozas de madera y paja no corran peligro. Las vasijas de barro cocido en que estando vivos preparaban sus alimentos serán las últimas moradas de los muertos, como también serán el útero en el que se gestará su próxima vida. 

Cuando el fuego se ha consumido, recogen las cenizas y las echan a las ollas junto con otras ofrendas, las tapan con otras ollas más pequeñas, y las entierran a poco menos de un metro de profundidad, justo debajo de sus viviendas.

Quince siglos después, años más, años menos, los agentes del comando de Policía de Girardota acordonan la zona: aunque ellos lo ignoran, sí que han encontrado un muerto.

Vasija cerámica hallada en el municipio de Girardota.
 Fotografía: Corporación Cultural La Zafra. 

Según el Proyecto de Acuerdo 282 de 2012, que basa su articulado en la Ley 1185 de 2008 y el Decreto 763 de 2009, “si alguien encuentra de manera fortuita bienes del patrimonio arqueológico está en la obligación de dar aviso al Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) o a la autoridad civil policiva más cercana, la que deberá informar el hallazgo al Instituto dentro de las veinticuatro (24) horas siguientes.”  

Además, determina que “cualquier proyecto de infraestructura o explotación de recursos naturales (…) que pueda afectar evidencias arqueológicas deberá incluir un programa de arqueología preventiva, mediante el cual, antes del inicio de las obras, se desarrollen los estudios científicos necesarios para identificar si existen evidencias arqueológicas en el área, se establezca su importancia científica y cultural y se formulen y apliquen las medidas necesarias para su protección y conservación”. 

Las tres vasijas de barro y la piedra de moler halladas en la urbanización “Torres de Santa Ana” no contaron con la suerte de ser advertidas al ICANH. La Policía supervisó el levantamiento de las urnas funerarias, que fue hecho por los mismos trabajadores de la obra. Cuando ese mismo día llegaron dos delegados de la Corporación Cultural La Zafra del municipio de Girardota, entidad que hace parte del programa Vigías del Patrimonio, las vasijas ya habían sido extraídas y puestas lejos del lugar donde se encontraron. A los dos días, las excavaciones en la obra se reanudaron y a los indígenas que habitaron esas tierras más de mil quinientos años atrás los mandaron al olvido; sus vestigios quedaron para siempre atrapados bajo el asfalto. 



El arqueólogo Armando Correa examinó las vasijas encontradas en Santa Ana, cuando estas fueron entregadas por la Policía a la Secretaría de Educación y Cultura del Municipio. Correa determinó que las ollas pertenecen al tipo de cerámica denominado Marrón inciso, estilo que se extiende, de acuerdo con la antropóloga Elvia Correa en el informe final del Proyecto de Arqueología de Rescate del Gasoducto Sebastopol-Medellín, “por la cuenca del río Cauca desde el Norte del departamento del Valle hasta el Norte del departamento de Antioquia, y se sabe que se extiende por los afluentes de ambas vertientes hasta entrar en el centro y occidente del departamento de Antioquia”.

La mayoría de investigaciones coinciden en determinar para el estilo Marrón inciso una datación que va desde el siglo III a.C. hasta el VIII d.C, y corresponde con las mismas fechas que se dan para la orfebrería de la cultura Quimbaya clásica, por lo que se supone que tanto esta como la alfarería Marrón Inciso fueran parte de una misma cultura. En realidad se sabe muy poco sobre los portadores de este estilo cerámico, pues vivieron mucho tiempo antes de la llegada de los españoles. 

Dice Correa que “el patrón de asentamiento de los grupos representados por este estilo es de viviendas dispersas en las cimas de las colinas y en aterrazamientos adecuados en las laderas, cerca de cursos de agua permanentes y los humedales de los ríos y quebradas de mayor caudal, los cuales sostienen gran variedad de especies animales y vegetales, y cerca de suelos fértiles o medianamente fértiles para los cultivos, o a recursos minerales explotables como el oro de aluvión y las fuentes de aguasal”. 

En el caso de los pobladores precolombinos del municipio de Girardota, según el estudio Arqueología y guerra en el Valle de Aburrá, de la Universidad de los Andes, estos se establecieron en las tierras del norte del Valle no por su fertilidad, sino porque encontraron fuentes de aguasal y la posibilidad de explotar oro de aluvión. Elvia Correa explica que los portadores del estilo cerámico Marrón inciso cultivaban maíz, pues en los yacimientos excavados se encuentran manos de moler. Además, “complementaban su modo de producción las explotaciones de minerales en especial el oro y la sal, los cuales parece que comerciaban con otros grupos aledaños”. 

En cuanto a la organización sociopolítica, continúa Correa, se cree que esta estaba “confederada con base en entidades que dominaban grandes extensiones territoriales, las cuales eran conformadas por unidades locales, cada una de ellas con un posible jefe, perteneciente a una misma tradición o grupo étnico, con una diversidad cultural interna debida a la amplia expansión territorial, que indica interacciones con grupos diferentes”. 


Petroglifo (piedra tallada por indígenas) de la vereda
San Andrés. Fotografía: Mauricio Hoyos.
Otro patrón que permite distinguir la cultura dueña de la cerámica Marrón inciso son los enterramientos. “Los vestigios encontrados sugieren que las sociedades precolombinas que ocuparon el valle durante el período Temprano, tenían una manera común de llevar a cabo sus funerales. Los entierros se hacían en los sitios de vivienda, posiblemente debajo o cerca de las casas, donde excavaban una fosa sencilla y no muy profunda en la tierra o roca madre (máximo 50 cm). Estos rituales consistían en la utilización de urnas cerámicas de forma cilíndrica o también de vasijas domésticas, donde eran colocados los restos óseos cremados de uno o varios individuos, que luego eran depositadas en fosas sencillas y a poca profundidad dentro de los sitios de vivienda; algunas de estas vasijas cuentan con tapa”, explica el texto Nuevos descubrimientos arqueológicos en la ciudad de Medellín, de la antropóloga Sofía Botero.  

Pero, ¿por qué ollas para enterrar a los muertos? La arqueóloga María Alicia Uribe Villegas identifica en el estilo cerámico Marrón inciso y en la orfebrería Quimbaya clásica esquemas de la iconografía femenina, pues “tanto de las piezas de metal como de cerámica, con sus sexos y vientres exagerados y sus formas curvas acentuadas, así como la función de urnas cinerarias en donde se destacan estas formas, sugiere significados de fecundidad, vida, renacimiento y transformación”.

Uribe Villegas agrega: “De otro lado, las mujeres y estos otros receptáculos constituyen “lugares” de transformaciones esenciales y profundas de dichas sustancias, que en muchos casos se equiparan al desarrollo embrionario en el útero: en la mujer se unen y evolucionan las sustancias sexuales y el embrión, mientras en las ollas, canastos, mochilas, urnas funerarias, crisoles y moldes de orfebrería se fermenta el maíz, se cocinan los alimentos, germinan las ofrendas, renacen los muertos y se combinan y toman forma los metales.” 



“Se han encontrado entierros. No tanto guacas, sino entierros; esqueletos que han comprobado son de indígenas. Se han encontrado en El Yarumo (vereda de Girardota). El señor Joaquín Hoyos –que ya murió– me contaba que cuando él tenía una casita por allá por El Yarumo sentía ruidos. Don señor sentía ruidos. Él me dijo: “yo sentía ruidos, y saqué y cogí el azadón y limpié un poquitico de tierra y encontré que era una tierra diferente, un cuadrado de tierra colorada en un terreno de tierra negra”. ¿Y qué pensó él?: “me encontré un entierro, me encontré una guaca”. Y ahí mismo, ni corto ni perezoso, empezó a sacar la tierra. La tierra era blanda, tanto que la pudo sacar sin cavar con pala y azadón, y llegó a un tendido en que se encontró más o menos seis, ocho esqueletos, acostados como formando un cuadro y llenando todo. No recuerdo si eran seis o eran ocho. Y él dijo “huy, el entierro de un cacique”. Me contaba a mí: “yo creí que me había encontrado el entierro de un cacique porque al cacique lo enterraban así: antes enterraban los tesoros, y después enterraban encima la familia real, el cacique junto con sus ayudantes o sus jefes secundarios o su familia o sus sirvientes”. Entonces él siguió cavando, siguió cavando y se encontró, más abajo, una olla de barro, o sea las famosas urnas funerarias, y ahí estaban enterrados huesitos de niño, el esqueletico era como de un niño. Pero no encontró ninguna riqueza. Sí se encontraron fue unas hachitas de piedra, unas piedras como huecas, como donde amasaban el grano, la masa, no sé qué harían ellos, y hasta ahí llegó. Entonces él lavó los huesitos, que estaban casi que deshechos, él los lavó, los colgó y los secó, y vino aquí (al pueblo) y habló con el padre Benjamín Urrea y le preguntó: “Padre, ¿qué hacemos con esto?”. Y el cura le dijo: “no, eso tráigalos todos y los entierra en el osario común del cementerio”. Pero en esa época era muy templada la cosa, y el cura decía: “hay personas, indígenas, que no fueron bautizados”, entonces simplemente echaron en el osario común los huesos de los indígenas que encontraron.”

Así acabaron los restos milenarios: donde “terminan todas las vanidades del mundo”, como sentencia la inscripción que hay a la entrada del cementerio del pueblo. Los girardotanos, como buenos feligreses, les dieron cristiana sepultura a los indígenas que, probablemente, nunca escucharon siquiera hablar de Cristo, ni vieron en toda su vida a un hombre blanco.

La historia de Joaquín Hoyos la cuenta Juan de Dios Cadavid, presidente del Centro de Historia de Girardota, ante las cámaras de Oscar Gallego, también oriundo del pueblo del Señor Caído.


Petroglifo (piedra tallada por indígenas) de la vereda
San Andrés. Fotografía: Mauricio Hoyos.
Para la mayoría de personas el término guaca es sinónimo de riqueza y antigüedad. Las buscan por doquier. Donde se escuchan ruidos, donde se ven luces, especialmente los viernes santos, donde se sienten presencias extrañas. Incluso, dicen, hay quienes se dedican a buscar guacas en las colinas y en los filos de las montañas. Sin embargo, “también debe saber que, para la gran mayoría de arqueólogos, las palabras “guaca”, “guaquero” y “guaqueado” son sinónimos de destrucción y saqueo”, se arguye en el texto Huellas de antiguos pobladores del Valle de Aburrá.

El artículo 72 de la Constitución Política de Colombia sentencia que: 

“El patrimonio cultural de la Nación está bajo la protección del Estado. El patrimonio arqueológico y otros bienes culturales que conforman la identidad nacional, pertenecen a la Nación y son inalienables, inembargables e imprescriptibles. La ley establecerá los mecanismos para readquirirlos cuando se encuentren en manos de particulares y reglamentará los derechos especiales que pudieran tener los grupos étnicos asentados en territorios de riqueza arqueológica.”

Hernán Pimienta, coordinador de la Colección de Antropología del Museo de la Universidad de Antioquia, explica que según la ley nadie es propietario de una pieza arqueológica, pero sí puede ser el tenedor. El patrimonio arqueológico no puede ser tampoco sacado del territorio colombiano. No obstante, para ser tenedor hay que cumplir con unos requisitos que garanticen el cuidado de las piezas y el acceso al público. Este proceso es todo regulado por el ICANH.

El patrimonio arqueológico, expone Pimienta, no tiene valor económico sino simbólico. Así, un poporo (figurilla hecha en oro) perteneciente a la orfebrería Quimbaya clásica tiene el mismo valor que las vasijas de barro halladas en Santa Ana o que las “hachitas” del entierro que encontró el señor Joaquín Hoyos en la vereda El Yarumo. 

En la Colección de Antropología del Museo Universitario hay unas 20 mil piezas arqueológicas y 15 mil de interés etnográfico. Entre todas esas, cuenta Pimienta, menos de una decena proviene de Girardota.

A pesar de esto, Girardota es un municipio con potencial arqueológico, sobre todo porque hay mucho territorio rural sin explorar. En veredas del municipio como San Andrés, El Barro y Jamundí aún se puede transitar por los caminos de piedra que construyeron los indígenas hace cientos de años. 



Las vasijas y la piedra de moler encontradas en Santa Ana estuvieron casi un año guardadas en un rincón de la oficina de la Secretaría de Educación, sin urnas y sin rótulos. Después, el secretario Diego Agudelo les delegó la responsabilidad de las vasijas a la Corporación Cultural La Zafra, organización que trabaja con los patrimonios cultural y arqueológico en Girardota. 

La Zafra organizó una exposición en la Casa de la Cultura. Gestionaron urnas y añadieron más piezas halladas también en el municipio. Eso fue a finales del 2012.

A principios de este año, La Zafra adecuó en su sede de la calle Córdoba una sala de exposición de material arqueológico, y ahí se exhibieron las vasijas de Santa Ana hasta que la Corporación tuvo que en cerrar su cede, en junio de 2013, entre varias razones porque la Administración les negó presupuesto para la continuación del proceso iniciado el año anterior. Y todas las piezas de la exposición (más de 700 divididas en 24 grupos) fueron devueltas a la Secretaría de Educación y Cultura. 

Ninguna de las piezas arqueológicas que hoy están en las manos de la administración municipal está registrada en el ICANH, proceso necesario para determinar los tenedores legales del material. Aunque ya hay suficientes elementos como para abrir un museo o sala de exposición –como lo hizo, por ejemplo, el municipio de Envigado–, y a pesar de que el Plan de Desarrollo del actual alcalde Fernando Ortiz prevé la apertura de un museo en el Municipio, las vasijas de Santa Ana, junto con sus 700 hermanas, siguen arrumadas entre cajas en algún rincón de alguna oficina pública. 

Finalmente, surgen dos reflexiones: la primera es que el material arqueológico, que para algunos puede ser tan insignificante como un pedazo de cerámica, nos ayuda a entender de dónde venimos y quiénes vivieron en este Valle miles de años antes que nosotros; por eso son importantes los Planes de Arqueología Preventiva, registrar el material en las bases de datos del ICANH y crear museos para su divulgación.

La segunda la hace el arqueólogo Pablo Aristizábal: “este valle fue dejado intacto por ellos (los indígenas precolombinos). Aún era fértil y con aguas puras cuando se instalaron los españoles y hoy en día me toca purgarme al tomar agua de una quebrada a 2.000 metros sobre el nivel del mar. No eran muchos pero sí muy cuidadosos, pues solo quedan pocos vestigios: su “basura” es de cerámica, huesos, oro. ¿Qué vamos a dejar nosotros para el futuro? ¿Lata, plástico, chatarra, concreto?”.





16 comments:

Anónimo dijo...

situación arrebatada y manipulada por la secretaria de educación y cultura , hay alcalde y secretrio de cultura que dijieron ustedes un tesoro aquí nos acabamos de llenar que sorpresa se llevaron cuando encontraron las ollas sin oro ni esterlinas para ustedes que mandaron la policía para manipular , pero para el pueblo un gran tesoro para el pueblo las ollas de barro y para el centro histórico de Girardota, ya las ollas no tienen valor para estos funcionarios públicos secretario de educación y las tienen tiradas en un rincón pero del alma del pueblo por que para nosotros a pesar que no tenían oro ni esterlina ni lingotes, son unas piesas arqueológicas gracias Jaime rojas

Anónimo dijo...

Muy buen articulo, muy bien hecho. Felicitaciones!
Que bueno saber que los dolientes del patrimonio arqueológico no son solo los académicos y los museos... Este articulo demuestra que tan importante es salvar y divulgar este tipo de hallazgos...Es por nuestra memoria y nuestro derecho a una identidad.

Anónimo dijo...

Señores, primero documentesen bien, estas muestras arqueologicas se encuentran en la casa de la cultura y su exposicion sera la inugarucaion de la nueva sala de exposiciones de la casa de la cultura que en este momento se esta remodelando. No sean malintensionados, primero documentesen bien para poder escribir, disque FELICITACIONES.

Anónimo dijo...

FElICITACIONES, FELICITACIONES, FELICITACIONES... Porque el articulo quedo muy bien escrito, muy buena investigación, y muy buenas fotografías. Además, no es solo que expongan los hallazgos, hasta donde dice el articulo estos hallazgos no han sido reportados aun al ICAHN, lo que es un imcumplimiento de la ley. ¿Y Quien hace cumplir la ley en Girardota sobre los permisos para construir y lo que debiera hacerse antes de esas construcciones?. Ese material Arqueológico esta descontextualizado, la forma en a que se hizo el hallazgo (una retroescabadora) destruyo muchísima mas información sobre el pasado que la que puede tener las ollas de barro, y todo, porque esas licencias se dan sin estudiar antes los terrenos... Ahí esta el ejemplo. Estos hallazgos son muy importantes no solo para construir una identidad regional, también para la historia misma de la humanidad, que es en parte lo que no entienden estos burócratas que se enojan por un mensaje de felicitación a un articulo que busca poner en evidencia el mal manejo que se le da al Patrimonio del país en Girardota y al incumplimiento de las leyes.
Le recomiendo al Burócrata que se lea la ley de Patrimonio, que ya debió de haber leído por el cargo que tiene y ademas porque ya debe de estar enterado de como es el manejo que deben de tener este tipo de hallazgos por entidades particulares y con mayor razón las publicas.

Anónimo dijo...

Claro que sí... dizque disque mmmmm.

Unknown dijo...

Tengo figuras de barro arqueologicas que fueron encontradas en México y una piedra de vidrio negro con que los aztecas o mayas hacían las puntas de sus lanzas para cazar fueron encontradas en un terreno cercas del rio están hermosas saben si se pueden vender?.

Unknown dijo...

Tengo figuras de barro arqueologicas que fueron encontradas en México y una piedra de vidrio negro con que los aztecas o mayas hacían las puntas de sus lanzas para cazar fueron encontradas en un terreno cercas del rio están hermosas saben si se pueden vender?.

Unknown dijo...

Tengo figuras de barro arqueologicas que fueron encontradas en México y una piedra de vidrio negro con que los aztecas o mayas hacían las puntas de sus lanzas para cazar fueron encontradas en un terreno cercas del rio están hermosas saben si se pueden vender?.

Unknown dijo...

Si yo me encontré 2 ollas o vasijas las puedo vender son antiguas de unos 300 o 400 años

Anónimo dijo...

deben de estar celebrando, los señores ORTIZ, VLADIMIR JARAMILLO, ROBINSON, MARIA CECILIA VALENCIA,MARTIN BUSTAMANTE, RODOLFO SANCHEZ, EL LOCO VELEZ, Y LOS DEMAS CONCEJALES QUE IDOLATRAN AL CREADOR DE LOS PARAMILITARES EN VIRTUD QUE YA REINICIARON EL TRABAJO DE EXTERMINIO, POR PENSAR DIFERENTE, DADO QUE ES EL MODOS OPERAN DI, DE LA DERECHA QUE DIRIGE EL DIRECTOR DE ORQUESTA, SABEMOS QUE SIN LA AYUDA DE LA COMUNIDAD EUROPEA VA HACER MUY DIFÍCIL PONER PRESOS A LOS QUE DIRIGEN LA MANO NEGRA EN COLOMBIA, Y TODO PARA NO ENTREGAR LAS TIERRAS QUE LE ARREBATARON A LOS CAMPESINOS EN EL GOBIERNO DE URIBE

Anónimo dijo...

Que ironías nos muestra la vida
el Alcalde Vladimir Jaramillo, en su época de estudiante de la universidad posaba en los periódicos de Izquierda, tales como el periódico del Moir, y con posturas de joven Rebelde estudiantil, señalando a el capitalismo y ala oligarquía colombiana empotrada en el poder en esa época, y miremos hoy filado al lado de la Derecha recalcitrante, ala que se dirigía de una manera enérgica y con mucha vehemencia, y de verdad me convenció a mi y a otras compañeras, en la misma época, pero probo el postre del poder, y hoy es un pelele que lo utilizan la derecha, e igualmente Fernando Ortiz SANCHEZ para realizar sus torcidos lógicamente en el camino de la corrupción en los negocios públicos, uno no cree, como es posible el negocio tan de frente y sucio que hizo con el Gavilán, ojala ese dinero que recibió, no se le acabe nunca corrupto asqueroso.

Anónimo dijo...

En girardota esta ocurriendo lo del pais en general, quienes estan en el poder van a hacer lo que sea por sacar a los de izquierda del camino con el fin que les dejen el camino libre para seguirle robando al pueblo. increiblemente vladimir jaramillo vendio sus ideales al mejor postor fernando ortiz quien continua haciendo y desaciendo en la administracion municipal el dice a quien contratan en la alcaldia y a quien no. es el quien desde afuera esta administrando y ordena con ayuda de algunos picaros secretarios sobre los contratos que le tienen que hacer y ay de aquellos que no le hagan caso pues les manda a pedir la cabeza. tienen en la administracion muchos contratos chuecos muchos contratistas gangando un platal para darle a el el 50 por ciento o mas por ejemplo tiene trabajando en proteccion social ( aunque nunca va alla) a la hija de su gran amigo del transito de medellin, a la hija de la abogada carmen de gobierno por un valor de cinco millones mensuales y le tiene que pasar tres millones mensuales a el para poder sostener los caprichos de su esposita verenice, y asi gran cantidad de contratos inventados para sostener a la familia ortiz mientras y segun dice verenice vuelven a coger el poder en la alcaldia, por que es que eso dice la esposita de ortiz que ya casi vuelven a ser los dueños del palacio que descaro de familia si estan robando desde afuera con la ayuda de vladimir y de los secretarios de despacho se imaginan si vuelven a la alcaldia? mejor dicho ahora si se acabaria de desangrar nuestro pueblito, por que no se nos puede olvidar las millonadas que le sacó a enka, zeuss y a tantas empresas que estan acabando nuestro medio ambiente por que a ortiz no le interesa el pueblo el solo quiere llenar sus arcas y tener el poder para hacer con nosotros lo que le de la gana.

Anónimo dijo...

hay que tratar de llegar incentivar para que lleguemos a orientar unos 500 blogueros mas, en este año de 2018 en Girardota con el proposito de continuar acompañando a la ciudadania en los asuntos de la gestion publica

Anónimo dijo...

Me parece buena idea hacer crecer los ciudadanos que utilicen el BLOG de Chimenea informativa. el incremento en la participación en los temas de interés de la comunidad, en buena parte se le debe a los temas que se tratan en este espacio, el objetivo es sacar de la oscuridad, a muchas familias que solo las tienen en cuenta, para que voten por unos ciudadanos pervertidos que solo tienen en sus mentes, conseguir plata a cualquier costo, propongo que los que hoy sabemos, como se entra a Internet a chimenea se lo enseñemos a nuestros vecinos y amigos

esta es la única forma de tener un gran numero de ciudadanos socializados y capacitados para no seguir siendo engañados por las pirañas que hoy nos gobiernan

Anónimo dijo...

ESTA ES LA DIRECCIÓN CORRECTA, EL DE LA IDEA DE QUE MAS CIUDADANOS SEAN CONSULTORES O USUARIOS DEL BLOG, NO ESTA EQUIVOCADO, EN LA MEDIDA QUE CREZCA EL NUMERO DE POBLADORES EN ESA PROPORCIÓN SE MULTIPLICA LA INFORMACIÓN QUE LE AYUDARA A TOMAR LAS GRANDES DECISIONES. ESTA IDEA LA APOYO

Anónimo dijo...

QUE NOS PUEDE ESPERAR A LOS QUE DEPENDEMOS DE UN EMPLEO EN COLOMBIA, CON EL ANUNCIO DEL NOMBRAMIENTO DEL MINISTRO DE HACIENDA EN EL GOBIERNO DE DUQUE, EL MISMO DEL GOBIERNO DE ALVARO URIBE VELEZ, DR ALBERTO CARRASQUILLA, SI EL MISMO QUE EN EL 2008 PROPUSO QUE SE REBAJARAN LOS SALARIOS SEGÚN EL, POR QUE EN COLOMBIA PARA EL, ERAN MUY ALTOS, CON EL DESAYUNO SE SABE COMO VA HACER EL ALMUERZO, SAQUEN USTEDES SUS PROPIAS CONCLUCIONES